Scalopendra de Palabras

 Scalopendra de palabras, qué metáfora de porquería, 

lo que digo no avanza, son recuerdos de otros días, 

cuando el bicho solo fluye, siempre para adelante,

mastica el futuro sin refrenarse un instante,

aquel que no progresa ya está muerto, 

también el que a sí mismo no se puede ver contento.

Pero bien, ya la he elegido,

esta metáfora se queda conmigo, 

la scalopendra del recuerdo, 

saliendo del cadaver podrido,

hasta ahora el orgullo ha repelido a la vida,

de las chances ofrecidas fueron tantas las perdidas,

que las puertas se han cerrado

las ventanas se han tapiado

y solo miro atrás, por las rendijas.

La scalopendra me camina por la espalda,

al recordar de nuevo tu esperanza, 

no es cosa vana, promesas de alegría

de la completitud en companía

no sólo una de tantas, siendo sincero,

podés dudarlo pero yo creí, 

para apostar hay que creer primero,

tenía amor propio y lo cedí,

soy solo un roto pero puse el cuero,

pusiste en duda mis palabras, pero lo viste,

eso era amor, no, no es un chiste,

si viste luz, la llama de mi sentimiento,

vos la avivaste y yo te fallé,

soy una vela que se apaga cuando sopla el viento.

Te molestaba que nos diga imcompatibles,

Interesante, desubicado, inentendible,

Era ajedrez con dados y sin tablero,

vos hablás quichua y yo arameo,

y sin embargo, que Dios me ampare,

será la muerte quien los separe

cuando se casan dicen los cristianos,

y fue la muerte quien nos hubo separado. 

cuando el alma va dejando el cuerpo.

entona el dolor una cacofonía,

llaman los muertos a sus muertos,

piden silencio con su grito de agonía.

si en tus palabras no había violencia,

lo mismo quedé herido en consecuencia, 

y es en la vida, el entendimiento,

no cabe explicación en el oído yerto.

Corrió con el portazo, mala sangre como un río,

hasta nunca desgraciado, y que te llueva bien fino, 

hosca y huraña, busca a los de tu calaña,

quizá hubo un buen deseo, pero lo tapó la zaña.

Aquí también el orgullo ha repelido a la vida,

de las chances de enmendar fueron tantas las perdidas,

que las puertas se han cerrado

las ventanas se han tapiado

y ni se puede mirar, por las rendijas.

Cargando el odio de ese cruel momento, 

pasé unos años sin remordimiento,

si estoy despierto, me fuerzo al fuego, 

pero mi alma me traiciona cuando estoy durmiendo, 

diría que no te extraño, si fuera a mentirme,

y que no tengo nada que quiera decirte,

pero te sueño triste y me conmueve

por eso estas palabras del ciempies se mueven.

La scalopendra de la cama a la cocina, del futón a la mesa,

Releyendo tus palabras ahora es mía tu tristeza,

Como fue tu vaticinio, tarde entiendo lo perdido, 

Y hoy valoro más que nunca lo que hiciste conmigo. 

Pese a todo lo antes dicho, otro era nuestro destino,

no se hace un plan de vida con pelmazos depresivos,

si de algo me arrepiento, no es de habernos separado,

mas del daño emocional que te pude haber ahorrado.

Espero que la vida haya pagado con creces, 

lo bueno de este mundo, por entero te mereces,

dos veces te escribí en el tiempo que se ha ido,

y no creo que algún día volvamos a ser amigos,

no importa,

estaré en deuda con vos hasta el fin de mis días,

pues he sido amado mucho, más de lo que merecía.

Scalopendra de palabras, qué metáfora de porquería, 

lo que digo no avanza, son recuerdos de otros días, 

cuando el bicho solo fluye, siempre para adelante,

mastica el futuro sin refrenarse un instante.